06 DE ABRIL DEL 2025. V DOMINGO DE CUARESMA. JN 8, 1-11.
Hoy el Evangelio nos presenta una escena que conmueve y que para todo ser humano puede significar el inicio de su conversión.
Una mujer sorprendida en adulterio es presentada por los escribas y fariseos ante Jesús con el propósito de comprometerlo y poder acusarlo.
Actitud farisaica que tiene como finalidad un juicio despiadado y la muerte, de la mujer y de Jesús, sin embargo, cuando parece que la impiedad y la muerte triunfaran aparecen dos gestos por parte de Jesús, un silencio lleno amor y la fuerza de su palabra“ el que esté sin pecado, que le tire la primera piedra” y así en medio de esta situación se encuentran la miseria y la Misericordia expresión que utiliza el Papa Francisco para resumir este pasaje evangélico, la miseria de la que estamos revestidos todos los seres humanos y la misericordia que es lo que se nos propone como camino en esta Cuaresma.
En definitiva con esta escena Jesús nos permite acercarnos al misterio tan grande del amor de Dios para quien solamente le importa amar y perdonar la fragilidad humana, claramente el perdón es el signo más visible del amor del Padre que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida y que muchas veces lo negamos a nuestros hermanos privándolos de la posibilidad de encontrar la libertad y de sentir la misma alegría que sintió la pecadora al escuchar a Jesús “tampoco yo te condeno”, que la dureza de nuestro corazón no prive a nuestros hermanos de la esperanza de una vida nueva.
En este quinto Domingo de Cuaresma estamos invitados a ejercitarnos en el perdón y a reconocernos frente a Dios miserables, humildes y pecadores, pero infinitamente favorecidos de su misericordia.
Hermanos, dejémonos amar por el amor que nos perdona y que hoy nos dice ¡Anda, y no peques más!
Para reflexionar:
¿Estoy dispuesto a evitar emitir juicios de condena hacia mis hermanos?
¿Estoy aprovechando el Sacramento de la Reconciliación como medio para aceptar la misericordia de Dios?

Hna. Lida Abelina Abad Gaona