Del Evangelio, según San Juan (Jn. 1, 1-18)
Este es un texto un poco complejo, especialmente porque en pocas palabras, expone mucha información, tal vez de todo este banquete, tomaré un poco para encausar esta reflexión.
Una de las cosas que el hombre ha tratado de hacer para acercar la figura de Dios a su entendimiento es darle forma, hoy este evangelio nos pone de cabeza, al afirmar que al principio existía el verbo-palabra-logos algo que no tiene forma, pero tiene información, el cual no solo estaba junto, sino que era Dios mismo, algo mucho más complejo. Luego el texto es más específico y logramos identificar que estamos hablando de Jesús, el cual vino a este mundo, mundo oscuro por la ignorancia del rostro de Dios y de su proyecto salvador.
Hoy podemos entrever un mensaje que nos hace mucho bien. Descubriendo que así como la palabra no es materia pero tiene un mensaje, el cual nace de un sujeto pensante, así Jesús siendo palabra-verbo-logos, estando y siendo Dios, toma carne, toma nuestra condición humana por físico amor a la humanidad, la cual el Padre quería rescata y para ello Jesús toma nuestra condición en el seno de una gran mujer “María” para que le veamos, le escuchemos y lo sigamos.
En el texto dice “era vida y esta vida era la luz de los hombres” es precisamente el mensaje que viene a traer Jesucristo, el que se convierte en vida (Nos libera de la muerte eterna) y en luz (que nos indica el camino) la cual logra hacer ver a la humanidad, la cual estaba sumida en la oscuridad de la ignorancia.
De esta manera solo nos resta decir: Gracias Dios. Porque por el amor que nos tiene, se ha rebajado por nosotros y para nosotros, convirtiéndose en pan partido y compartido. Es precisamente lo que recordamos cada navidad, el amor hecho Niño, el amor hecho ternura, el amor indefenso, el loco amor de Dios hecho carne por la humanidad. Cuando una persona está muy enamorada pierde los estribos, hasta la razón, así Dios por amor a la humanidad, de Creador se hace creatura, por eso no podemos decir que nadie nos ama, que no somos importantes para nadie, que no valemos, que tenemos que mendigar amor, pues quien dice esto es porque aún no conoce el verdadero significado de la Navidad. Y como no se puede solo recibir sino también dar, quien experimente el sentirse amado locamente por Dios, sale a dar a los demás de lo recibido, cuando Dios colma el corazón del hombre, éste no puede hacer otra cosa que compartir, esto sin pensarlo solo es sentir el deseo de dar lo mejor de sí, dar alegría, dar amor, dar a Dios en sus obras, gestos y actitudes.
Que esta Navidad el recordar el nacimiento del Niño Jesús, nos lleve a trascender, a volver la mirada a Dios Padre y su amor incondicional hacia nosotros, a Dios Hijo quien nos enseña con su vida que no es lo material lo que nos da la felicidad y Dios Espíritu Santo quien siendo luz y guía nos permita descubrir los mensajes de amor y salvación que diariamente nos da. Que hoy Jesús nazca en la pesebrera de nuestro corazón e inunde con su amor a nuestras familias, así se prolongará la alegría cada vez que nos reunamos alrededor de un pequeño nacimiento de Belén.
Hna. Martha Morelia Zapata Echeverri