Jesús involucra a sus discípulos en la distribución del pan y los peces

Domingo 28 de julio del 2024 (17º del Tiempo Ordinario) Jn 6, 1-15

En este pasaje, Jesús se encuentra junto al mar de Galilea con una gran multitud que lo sigue debido a las señales que había realizado sanando a los enfermos. Jesús, viendo la necesidad de la multitud, pregunta a sus discípulos cómo podrían alimentar a tantas personas. Felipe responde que ni doscientos denarios serían suficientes para darles un poco de pan a cada uno. Andrés, el hermano de Simón Pedro, menciona que hay un niño con cinco panes de cebada y dos peces, pero duda de que eso sea suficiente. Jesús toma los panes y los peces, da gracias, y los distribuye a la multitud, y todos comen hasta saciarse, recogiendo luego doce canastas con los restos.

La Providencia Divina y la Fe son dos actos que hacen posible este milagro, mostrando cómo Dios provee para nuestras necesidades cuando confiamos en Él. La multitud estaba hambrienta y, humanamente hablando, no había suficientes recursos para alimentarlos. Sin embargo, Jesús muestra que con fe y la bendición divina, lo poco que tenemos puede ser multiplicado para satisfacer nuestras necesidades y las de los demás.

Es significativo que el milagro comienza con la disposición de un niño a compartir sus recursos. Este acto de generosidad y humildad es el catalizador del milagro. Nos recuerda que cualquier cosa que ofrezcamos a Dios, por pequeña que parezca, puede ser usada para grandes cosas.

Antes de distribuir los panes y los peces, Jesús da gracias, enseñándonos la importancia de la gratitud. Agradecer a Dios por lo que tenemos, incluso si parece insuficiente, es un acto de fe que reconoce su poder y providencia.

Jesús involucra a sus discípulos en la distribución del pan y los peces, indicándonos non este acto que estamos llamados a ser colaboradores en la obra de Dios. No somos meros espectadores, sino participantes activos en la distribución de sus bendiciones.

Es necesario aprendemos que nuestra generosidad, por pequeña que sea, puede ser usada por Dios para hacer el bien a muchos.

Oración

Señor Jesús, te damos gracias por tu infinita providencia y amor. Así como multiplicaste los panes y los peces para alimentar a la multitud, te pedimos que multipliques nuestras ofrendas y esfuerzos, por pequeños que sean, para que sean de bendición para muchos. Ayúdanos a confiar plenamente en tu poder y a reconocer que, en tus manos, todo es posible. Danos un corazón generoso, dispuesto a compartir lo que tenemos, y un espíritu agradecido por todas tus bendiciones. Amén.

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